Cuando en IT alguien propone renovar la red inalámbrica, la respuesta habitual es: “pero si el Wi-Fi ya va rápido”. Es lógico: la mayoría de usuarios miden la calidad de la red por un test de velocidad puntual. Sin embargo, el salto a Wi-Fi 7 no va solo de ver un número más grande en la pantalla. Va de latencia, de estabilidad, de capacidad para crecer y de cómo la red inalámbrica encaja en una estrategia cada vez más wireless-first.

La mejor experiencia de usuario con Wi-Fi 7

Wi-Fi 7 (IEEE 802.11be) introduce mejoras muy visibles en throughput, pero su verdadero valor está en lo que no se ve a simple vista. Tecnologías como Multi-Link Operation (MLO) permiten que un dispositivo use varias bandas a la vez, repartiendo el tráfico entre 2,4 GHz, 5 GHz y 6 GHz según convenga. El resultado no es solo “más velocidad”: son tiempos de respuesta más cortos y mucho más predecibles. Para colaboración en tiempo real, VDI (Virtual Desktop Infrastructure), voz o vídeo, esa predictibilidad es la diferencia entre una reunión fluida y una experiencia llena de microcortes.

También cambia la forma en que se aprovecha el espectro en entornos muy concurridos. Con canales de hasta 320 MHz, modulación 4K-QAM y una OFDMA más avanzada, el punto de acceso puede hablar con muchos clientes en paralelo de forma más eficiente. Traducido al día a día: cuando todo el mundo llega a la oficina a las 9:00, se conecta al mismo SSID, abriendo videollamadas y aplicaciones SaaS a la vez, la red aguanta mucho mejor el pico de demanda. Menos quejas al helpdesk y menos explicación de “el Wi-Fi va bien, lo que pasa es que…”.

En espacios de colaboración, esta diferencia se nota especialmente. Piensa en una sala de juntas donde coinciden una videoconferencia 4K, varias presentaciones inalámbricas y gente compartiendo documentos en tiempo real. Con Wi-Fi 7 no solo se incrementa el caudal disponible por usuario, sino que se reduce la probabilidad de que una sesión se congele justo cuando el director comercial está presentando al cliente. Al final, lo que se mejora es la experiencia de las reuniones, que es lo que ve negocio.

Escenarios industriales, logísticos y oficinas para Wi-Fi 7

Otro ejemplo claro está en entornos industriales y de logística. En almacenes, fábricas o centros de distribución, el Wi-Fi ya no es “confort”, sino infraestructura crítica. Lectores de códigos, terminales robustos, tablets de mantenimiento o vehículos guiados dependen de una conectividad estable. Aquí el objetivo no es que un dispositivo descargue un archivo a 2 Gbps, sino que los paquetes de control lleguen siempre a tiempo, que el roaming entre puntos de acceso sea limpio y que la red tolere interferencias y ruido radio. Las herramientas de Wi-Fi 7, combinadas con un diseño adecuado, ayudan a conseguir justo eso: menos incertidumbre en la parte inalámbrica de procesos que ya son muy sensibles.

Además, cada vez más oficinas, renuncian al cableado hasta el puesto de trabajo. Solo hay tomas de red para uplinks, Access Points (APs) y algún equipo fijo; todo lo demás pasa por la WLAN. En estas situaciones, la red inalámbrica se convierte de facto en la LAN de acceso. Si toda la productividad de una sucursal depende del Wi-Fi, tener más capacidad, mejor gestión de colas y un uso más eficiente del aire es casi un requisito. Wi-Fi 7 está pensado para absorber ese crecimiento sin obligar a duplicar el número de puntos de acceso en cada planta.

Entorno híbrido para Wi-Fi 7

Por supuesto, no todo son ventajas. Dar el salto a Wi-Fi 7 tiene su cara menos amable, que conviene entender antes de iniciar el proyecto. La primera es evidente: el coste. Los puntos de acceso Wi-Fi 7 tienen un precio superior a la generación anterior y, si no existe un driver de negocio claro (nueva sede, problemas recurrentes de capacidad, aplicaciones críticas), la inversión puede resultar difícil de justificar solo con argumentos técnicos.

La segunda gran implicación está en la parte cableada. Para aprovechar de verdad lo que ofrece Wi-Fi 7, no basta con cambiar los APs: hay que revisar los switches de acceso y el PoE. Muchos modelos necesitarán enlaces de 2,5 o 5 GbE, e incluso 10 GbE en ciertos escenarios. Además de PoE++ (802.3bt) para alimentar todos los radios y funciones avanzadas. Si el acceso sigue siendo 1 GbE con PoE+ limitado, el cuello de botella se moverá del aire al cobre y la inversión quedará infrautilizada.

Tampoco hay que olvidar el ecosistema de dispositivos. Durante años convivirán equipos Wi-Fi 5, Wi-Fi 6, Wi-Fi 6E y Wi-Fi 7 en la misma red. La planificación de SSID, bandas y seguridad debe tener esto en cuenta para no penalizar a los clientes existentes ni complicar la operación diaria. En la práctica, muchas organizaciones acabarán con un entorno híbrido, donde Wi-Fi 7 se despliega primero en áreas críticas y se extiende después según se renuevan los terminales.

La estrategia del Wi-Fi 7

Con todo lo anterior, la pregunta clave no es “¿quiero más velocidad?”, sino “¿qué problemas de negocio resuelve Wi-Fi 7 en mi organización?”. Si la dependencia de aplicaciones en tiempo real es alta, si hay espacios con mucha densidad de usuarios o si se está planificando una nueva sede con visión a varios años, merece la pena plantearlo seriamente. Una estrategia razonable pasa por empezar en las zonas de mayor impacto —auditorios, salas de formación, plantas de producción, sucursales estratégicas— y acompañar el despliegue inalámbrico con switches multi-gigabit preparados para PoE++.

Conclusiones sobre el Wi-Fi 7

De esta forma, la renovación de la red Wi-Fi deja de ser un cambio cosmético y se convierte en una decisión de arquitectura: preparar la infraestructura para un mundo donde casi todo el tráfico de usuario llega por el aire. Wi-Fi 7 es una pieza importante de ese puzle, pero solo tendrá sentido si se alinea con la forma real en que tu organización va a trabajar en los próximos cinco a siete años.

Contar con un fabricante europeo como Teldat, con un porfolio que abarca routers corporativos, switching y puntos de acceso Wi-Fi gestionados en la nube, simplifica esta transición porque permite diseñar una arquitectura coherente de extremo a extremo y no un mosaico de soluciones aisladas.