En un mundo cada vez más interconectado, donde la digitalización transforma profundamente la forma en que se gestionan y operan los sistemas de transporte, la ciberseguridad se ha convertido en un componente crítico para garantizar la continuidad, seguridad y eficiencia del sector. Desde flotas de autobuses urbanos hasta trenes de alta velocidad y sistemas logísticos globales, la dependencia de tecnologías digitales exige un enfoque integral y robusto frente a las amenazas cibernéticas.
Una superficie de ataque en expansión
La evolución tecnológica ha traído consigo un entorno operativo mucho más complejo y expuesto. Los sistemas de transporte actuales ya no son simplemente redes físicas de vehículos y vías, sino ecosistemas digitales que integran sensores, redes de telecomunicaciones, inteligencia artificial, cloud computing y múltiples capas de conectividad. Esta sofisticación, si bien mejora la eficiencia operativa y la experiencia del usuario, también abre nuevas puertas a posibles ciberataques.
Entre los ataques más frecuentes en operadores de transporte, se encuentra ransomware, la denegación de servicio (DDoS), la manipulación de sistemas de navegación GPS (spoofing y jamming), el robo de credenciales mediante phishing y los sabotajes a sistemas de gestión de flotas. Estos incidentes no son hipotéticos; hay múltiples casos reales en los que empresas y entidades públicas de transporte han sido víctimas, con consecuencias devastadoras.
Algunos ejemplos emblemáticos incluyen el ataque de ransomware WannaCry a Deutsche Bahn en Alemania (2017), la interrupción de la red ferroviaria danesa (DSB) en 2022, el sabotaje de señalización en Polonia en 2023, y recientemente, en 2024, la brecha de seguridad en Transport for London y el sabotaje digital al TGV durante los preparativos para los Juegos Olímpicos en Francia. Estos incidentes reflejan que ninguna organización, por robusta que sea, está exenta del riesgo.
Las consecuencias de un ciberataque en el sector transporte van mucho más allá de una simple pérdida de datos. Pueden incluir desde la interrupción de servicios críticos, cancelaciones masivas, impactos físicos y riesgos a la seguridad de los pasajeros, hasta filtración de datos personales y financieros. Además del perjuicio económico, la reputación de la empresa o entidad afectada sufre un daño difícil de reparar.
En algunos casos, los efectos son tan profundos que ponen en peligro la viabilidad de la organización, como ocurrió con KNP Logistics en el Reino Unido, que se declaró en quiebra en 2023 tras un ciberataque.
Ciberseguridad integrada desde el diseño
Frente a este escenario, las soluciones de ciberseguridad no pueden ser añadidas como parches a posteriori, sino que deben estar integradas desde el diseño de la infraestructura.
A través de plataformas como SD-WAN, se proporciona una red segura y segmentada que permite conectar miles de vehículos de forma centralizada, eficiente y protegida frente a amenazas.
Entre las medidas clave que se implementan destacan los firewalls de nueva generación (NGFW), sistemas de detección y prevención de intrusiones (IDS/IPS) embarcados, segmentación de redes para separar el tráfico operativo del tráfico de pasajeros, y VPN cifradas para proteger los datos en tránsito. Además, la arquitectura Zero Trust garantiza que cada componente del sistema sea verificado constantemente, minimizando el riesgo de accesos no autorizados, incluso desde dentro de los propios vehículos.
Cumplimiento legal y beneficios tangibles para la operativa del transporte
La importancia de la ciberseguridad no solo responde a necesidades técnicas y operativas, sino también a exigencias regulatorias cada vez más estrictas. En Europa, normativas como NIS2 para infraestructuras críticas, el Esquema Nacional de Seguridad (ENS), el GDPR, y estándares internacionales como ISO/IEC 27001, establecen marcos de cumplimiento obligatorio para garantizar la protección de datos y la resiliencia operativa.
En el ámbito del transporte, también existen certificaciones específicas como la UNECE WP.29 para vehículos, y la norma TS 50701 para ferrocarriles, que refuerzan la necesidad de incorporar ciberseguridad en todas las etapas del ciclo de vida de un sistema de transporte.
Incorporar ciberseguridad desde el núcleo no solo previene desastres; también aporta beneficios operacionales concretos. Por ejemplo, en flotas de autobuses, la conectividad segura y la supervisión remota permiten gestionar miles de vehículos en tiempo real, optimizar sus rutas, anticipar fallos mecánicos y ofrecer una mejor experiencia a los pasajeros.
En trenes de alta velocidad, las soluciones de comunicación seguras permiten mantener una conectividad estable incluso a 300 km/h, garantizando servicios como Wi-Fi, paneles de información, telemetría del tren y mantenimiento remoto sin necesidad de intervención física. Todo esto se traduce en mayor eficiencia, reducción de costes y un mejor servicio al cliente.
La Movilidad del Futuro
La digitalización del transporte es imparable. Pero su éxito dependerá, en gran medida, de la capacidad del sector para enfrentar el reto de la ciberseguridad con la misma intensidad con la que adopta nuevas tecnologías. Proteger las infraestructuras críticas de transporte no es solo una cuestión técnica, sino una necesidad estratégica para garantizar la movilidad segura, continua y eficiente de personas y mercancías en un mundo cada vez más interconectado.
En Teldat se desarrolla constantemente tecnologías de ciberseguridad NGFW aplicada a sectores críticos como las infraestructuras del transporte, con capacidades XDR con inteligencia artificial. Todo ello tanto embebido en vehículos, como en flotas ferroviarias.